Alcestis es la hija menor de Pelias, rey de Yolco, y de Anaxibia. De todas las hijas de esa pareja, Alcestis es la más hermosa y piadosa.
La joven fue la única que se pudo resistir a las malas artes de Medea, de forma que no participó en el asesinato de su padre, inmolado por el resto de sus hermanas engañadas.
Admeto, rey de Feras, se enamoró de la hermosa joven, pero el padre de ésta había decidido casar a su amada hija sólo con el hombre cuyo carro fuera tirado por un león y un jabalí bajo un mismo yugo....
Admeto había sido servido por Apolo -en calidad de conductor de bueyes-, cuando éste había sido castigado por haber matado a flechazos a los cíclopes, en venganza por la muerte de su hijo y que Zeus había matado como castigo por su habilidad de resucitar muertos, lo que estaba prohibido
Debido a que durante su servicio, Apolo había recibido un buen trato de parte de Admeto, decidió ayudarlo y le proporcionó a éste el carro requerido como condición para obtener la mano de Alcestis. Así la boda se llevaría acabo.
Sin embargo, embargados por la emoción de la boda y ciegos de amor, los novios olvidaron realizar un sacrificio a Artemisa, terrible error, quien se molestó tanto que llenó la habitación nupcial de serpientes. De nuevo Apolo agradecido, decide interceder ante su hermana por Admeto, al tiempo que obtiene la gracia de los Hados, que regían el destino de todos los hombres, para que Admeto no muriese como estaba destinado el día designado, pero sólo si alguien se ofrecía en su lugar.
Cuando el día de la muerte de Admeto llegó, nadie era capaz de tal sacrificio, excepto la joven Alcestis inflamada por el amor a su esposo. Debido a esto, el trágico Eurípides habla de la pareja como ejemplo de amor conyugal.
Como se había designado, Alcestis muere en lugar de su marido, pero Heracles -compañero de Admeto en la expedición de los Argonautas- llega de visita y pregunta el motivo del duelo que hay en palacio. Se le explica que la reina Alcestis ha muerto en lugar de su rey y amado esposo.
Heracles se sorprende y decide descender al Tártaro, donde descansan los muertos, en busca de la joven Alcestis. Luego, a propia Perséfone, esposa de Hades el dios de los muertos, impresionada por el amor de Alcestis, la envía por su sacrificio de vuelta a la vidala y así Hércules la rescata rescata y la devuelve a la tierra entre los vivos, más hermosa y joven que nunca, para que viviera al lado del hombre por el que había sido capaz de morir.
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